Zafiro: Capítulo 16 (parte 1)

¡Buenas a tooodooos!
Ya, ya. He tardado mucho esta vez también. Lo siento. Mil disculpas. Pero aquí os traigo el capítulo 16 ^^
Os tengo que informar de varias cosas. La primera es que, como habréis visto en el titulo, voy a dividir este capítulo en 2 partes. ¿Por qué? os preguntaréis. Hazlos separados, no hay necesidad de juntarlos, me diréis. Pero es que quiero poner la soirée en un único capítulo. Pero hoy no tengo tiempo de escribir más (además de que si siguiera, el capítulo sería una burrada de largo). Así que la mejor solución que he encontrado es partirlo en dos.
Otra cosa, de la cual me he dado cuenta mientras revisaba el anterior capítulo y mientras escribía el nuevo. Me he salido totalmente del guión. Pero no un detalle leve, si no que he cambiado una o dos escenas enteras hahaha Pero bueno, como no es una historia oficial, pues no pasa anda. Así es más única y original.
Intentaré estar más activa, pero os prometo que hago lo que puedo.
Por cierto, me han comunicado que la película esta traducida casi hasta el final (tan solo quedan unos 30 minutos aproximadamente).
Bueno, eso es todo.
Disfrutad y no dudéis en comentar ;D

No había ni un alma en todo el recinto. Y la única iluminación que había era la débil luz vacilante de las antorchas que colgaban de las paredes. Pero solo rodeaban el altar, así que el resto de la iglesia se encontraba a oscuras.

¾ Esto… No me sé de memoria la lista de invitados ¾comentó Gwendolyn, quien se encontraba a mi lado, algo preocupada.

¾ Ni yo ¾corroboré¾. No te preocupes, no hace falta que te sepas el nombre de todas las personas presentes en la soirée. Tan solo la de los anfitriones y la de sus amigos más allegados.

Ella asintió y volvió a dirigir su mirada hacia el espacio tan sobrenaturalmente solitario que se encontraba ante nosotros.

¿Dónde demonios estaba ese rarito? Se suponía que Rakoczy tenía que esperarnos aquí y guiarnos hasta la mansión de los Brompton.

¾ Psst. Gideon ¾susurró Gwendolyn, tratando de llamar mi atención. Me hizo un gesto casi imperceptible con la mano, indicando que me acercara¾. Por casualidad no te habrás traído la pistola ¿verdad?

Tuve que contenerme para no dejar escapar una gran carcajada.

¾ Te has hecho una idea muy curiosa sobre esta soirée ¾respondí¾. Y ahora que lo pienso, deja que te registre el bolso. No quiero que te suene el móvil en medio de la sala.

Gwendolyn me miró algo irritada. Creí que iba a soltar alguna de sus replicas pero para mi sorpresa me dio el bolso (de mala gana, eso sí) a la primera. Mientras estaba concentrado revisando su contenido Gwendolyn dijo: <<De todos modos, el único que me podría llamar eres tú. Y ni siquiera tienes mi número>>.

Todo en orden. El bolso contenía lo adecuado para una dama de esa época. Al devolvérselo ella me corrigió, muy orgullosa: <<Y no es un bolso. Se llama Ridículo>>.

Rodé los ojos y en ese momento, de entre las sombras, salió Rakoczy (tan espeluznante como siempre) sobresaltando a Gwendolyn. Quien por acto reflejo, alargó su mano y me sujetó el brazo con tanta fuerza que consiguió hacerme daño.

¾ Todo va bien ¾Le susurré al oído, tratando de calmarla.

¾Bienvenue ¾nos saludó el pálido hombre, dedicándonos una pequeña reverencia.

Gwendolyn y yo nos inclinamos a la vez, devolviéndole el saludo.

¾ Mis hombres y yo os acompañaremos a casa de lord Brompton ¾añadió Rackoczy.

No me sorprendió no ver a absolutamente nadie más con él. Sus hombres eran una especie de “ninjas” y seguro que estaban por ahí escondidos, dispuestos a partirle el cuello a cualquier sujeto sospechoso que se nos cruce por delante.

***

Durante todo el camino que hicimos desde la iglesia hasta la casa donde daba lugar la soirée, Gwendolyn apretaba mi mano con fuerza, como si tuviera miedo de que si me soltaba se la llevaría el hombre del saco. Iba todo el rato mirando de un lado a otro, totalmente inquieta. Eso era debido a que las sombras parecían moverse, sin contar los ruidos metálicos que se escuchaban, como el choque de dos cuchillos.

***

Lord Brompton nos dio la bienvenida personalmente (junto con cuatro lacayos que le acompañaban). Nos dejó muy claro que le complacía muchísimo nuestra presencia, y que había disfrutado mucho de nuestra última visita.

Enseguida nos mezclamos entre la multitud, con miles de pares de ojos mirándonos con curiosidad. Gwendolyn parecía aturdida.

Lady Brompton apareció un instante después, con un gran sonrisa que el recorría la cara. Nos dedicó un saludo cordial. Gwendolyn se inclinó a modo de respuesta. Mientras tanto, lord Brompton agarró mi brazo y casi me llevó a rastras por la sala hasta dejarme justo en frente de lady Lavinia.

Era una mujer muy atractiva. Para esa ocasión, vestía un vestido verde, típico de la época. Era bastante joven y muy vívida. Siempre sonreía y se mostraba cariñosa con todo el mundo, a pesar del reciente fallecimiento de su marido. Pero había veces en la que se ponía realmente pesada.

Muchas veces, cuando sacaba un tema algo incomodo durante una conversación, del que no apetecía hablar y la persona implicada trataba de desviar la atención o dejar claro indirectamente que no quería seguir hablando del tema (por temas de educación, la gente no podía responder con un “No te importa” tajante, como actualmente), ella parecía no darse cuenta (aun que más bien se hacía la loca, creo yo) y seguía tan feliz metiendo el dedo en la llaga.

Y el peor de sus defectos: una vez que empezaba a hablar, no había ser humano en la faz de la Tierra que fuera capaz de hacerla callar.

Y ese era el aprieto en el que me encontraba yo en ese preciso momento.

¿Cómo sé todo eso? Pues porque ya nos habíamos encontrado antes.

Sí. Al parecer todos tienen interés en que me haga amigo de lady Lavinia. En mis antiguas visitas al Conde, este me presentó a lady Lavinia como una antigua y muy buena amiga. Y así pues, ya nos conocíamos así que no hizo falta una presentación cordial.

La verdad es que, aun que ya nos habíamos visto antes, yo seguía sin tener mucha idea de que hablar con ella. Pero eso no suponía un problema porque ella lo hacía todo solita. Yo tan solo seguía el hilo de la conversación que ella iniciaba y que yo debía terminar (porque si fuera por ella podría morirme en este siglo, que aún seguiría hablando)

¾ Me honra con su presencia, Mylord ¾dijo de repente lady Lavinia¾. Si me permite el atrevimiento, me alegra mucho volver a verle. Paso unos ratos muy agradables en su compañía.

¾ Por favor, no merezco tantos respetos ¾respondí, agitando la mano en el aire, tratado de restarme importancia¾. A mí también me alegra ver una cara familiar entre todo este gentío.

En ese momento, lady Lavinia se colocó bien el pañuelo que cubría su cuello mientras me dedicaba una sonrisa radiante.

<<Mierda>> Pensé para mis adentros.

Debía echarle un ojo a Gwendolyn. Si no, quien sabe lo que podría pasar. No quiero ni imaginármelo.

Recorrí la sala con la mirada mientras lady Lavina se entablaba en uno de sus monólogos. Localicé a Gwendolyn con tres mujeres más. Parecen experienciadas en esta clase de fiestas y parecen estar cuidando bien de Gwendolyn. Solo espero que no haya bebida alcohólica por aquí cerca.

***