Zafiro: Capítulo 16 (parte 2)

¡Hola viajer@s!
Primero de todo, quiero daros las gracias por los 500 me gustas en Facebook :3
Luego, os aviso de que al final dividiré el capítulo 16 en 3 partes y no en 2 como dije al principio. Lo siento mucho, calculé mal el contenido haha
Tampoco me gusta mucho el resultado de esta parte, me disculpo por ello. Supongo que hoy no estaba en el ánimo de escribir.
Bueno, procuraré no tardar en colgar la 3a parte :)
Por cierto, me han dicho que han eliminado la película con subtítulos por derechos de copyright. Intentaremos arreglarlo de alguna manera, pero tampoco os aseguro nada :/
Lo siento muchísimo de verdad, porque ni siquiera estaba acabada de subtitular... Me siento fatal en serio.
Bueno, nada más.
Disfrutad y no dudéis en comentar ;D

P.D: Sé que no viene a cuento ni nada, pero me gustaría pediros un favor. Necesitamos más visitas en este nuevo vídeo de BTS (¿Os acordáis? Un grupo coreano que me gusta y os mostré el mes de febrero con su canción "Danger"). Hoy han lanzado el vídeo de su nueva canción y queremos conseguir que ganen algún premio, así que necesitamos muchas visitas. La canción es muy buena y el vídeo merece la pena. Espero no estar pidiendo demasiado. De verdad me harías un favor enorme, simplemente clicad en el link y echadle un vistazo, ni comentarios ni nada más. Con verlo ya basta. ¡Muchas gracias! ^^

***

Lady Lavinia estaba hablándome de cómo se hizo con ese caro y elegante vestido que llevaba puesto cuando sentí una extraña sensación. Como una especie de alarma. Intentando disimular un poco recorrí la sala con la mirada, de nuevo. Y localicé a Gwendolyn cerca de una mesa donde la gente se estaba sirviendo lo que parecía ponche (totalmente inofensivo por suerte) con la cara un poco desfigurada mientras uno de los enanitos de Blancanieves le dedicaba una reverencia.

No me gustó la expresión de Gwen, pero ese hombre no parecía estar haciendo nada malo.

Así que no tenía más remedio que seguir con la cansina charla de lady Lavinia.

¾ ¿Me estáis escuchando? ¾Preguntó de repente esta última, pausando por primera vez su monologo por voluntad propia.

¾ Sí, por supuesto ¾respondí yo esbozando una sonrisa.

¾ Mis disculpas, pero no me ha dado esa sensación ¾añadió ella, algo apenada¾ ¿Quién es tan importante que requiere de toda vuestra atención?

<<Pues una estudiante de instituto torpe que no para de meterse en líos y que me hace sentir muy raro cuando estoy cerca suyo>>

Eso fue lo que pensé, pero lo que dije en realidad fue esto:

¾ Es mi hermana adoptiva. No está muy acostumbrada a este tipo de reuniones y temo por su bienestar. Por eso la voy vigilando, madame.

¾ No debéis preocuparos tanto por vuestra hermana pequeña, mylord ¾dijo lady Lavinia, restándole importancia al asunto¾. Dejad que se divierta como es debido, y así disfrutaréis vos también.

Terminó la frase con una sonrisa cálida.

Vaya, ésta mujer no se cortaba un pelo, ¿eh?

Pero no iba a hacerle caso, eso seguro.

***

Al final si le hice caso, y fue un gravísimo error.

Volví a notar esa extraña sensación de alerta, acompañada de un frío escalofrío que comenzó desde la parte más baja de mi columna llegando hasta mi cuello.

Me giré rápidamente hacia donde vi por última vez a Gwendolyn y la volví a localizar, pero esta vez ella estaba sentada en un mini sofá con esas otras tres mujeres acompañándola.

Al principio me relajé al verla de nuevo con ellas, pero luego me fijé en que todas estaban muy coloradas y sonrientes. Y además Gwendolyn parecía estar un poco… ¿Cómo decirlo? Perdida.

No me gustó ni un pelo.

Justo en ese momento anunciaron la actuación de lady Lavinia y mister Merchant (ese gnomillo de jardín que estaba antes con Gwendolyn).

Parecía que me la había sacado de encima. Al menos por un rato.

Antes de marcharse, lady Lavinia me miró y me sonrió, tratando de recordarme las palabras de antes.

Le deseé buena suerte y esperé a que subiera al escenario para dirigirme hacia Gwendolyn. Pero justo cuando comencé a andar hacia ella se me acercó el Conde.

¾ Saludos, joven Diamante.

¾ Señor ¾saludé de vuelta, inclinándome con respeto.

¾ Me gustaría hablar un rato con tu peculiar compañera de viajes ¾dijo con una sonrisa vacía.

Asentí y le aseguré que le traería enseguida a Gwendolyn.

***

¾  ¿Puedo secuestrarte un momento? ¾Pregunté una vez que estuve cerca.

Como me encontraba por detrás del sofá, Gwendolyn tuvo que girarse unos 180° para mirarme a los ojos. Cuando esos zafiros se encontraron con mis ojos no pude evitar sonreírle.

¾Al Conde le gustaría charlar contigo ¾seguí explicando, tratando de disimular ese acto reflejo de alguna manera.

Gwendolyn se tragó lo que quedaba en su vaso y se levantó a la velocidad de la luz.

No parecía muy estable, así que me acerqué y le retiré el vaso de la mano.

¾ ¿Acaso llevaba alcohol esta cosa? ¾Le pregunté en un susurro, temiéndome lo peor.

¾ No, tan solo era ponche ¾respondió ella susurrando también. Se tambaleó un poco así que la enganché a mi brazo¾. Es evidente que les gusta cantar ¾dijo de repente, observando a los dos individuos encima del escenario¾. A una le vienen ganas de levantarse de un salto y ponerse a cantar también.

Lo dijo mientras sonreía como una tonta, pero en su tono de voz se notaba la autenticidad en las palabras que soltaba porque sí. ¿Qué demonios llevaba ese maldito ponche?

¾ Ni se te ocurra ¾le advertí.

Una vez ante el Conde, pasé el momento más bochornoso de toda mi vida. Gwendolyn estaba realmente borracha, y todo porque no había tenido un ojo encima de ella…

Pero ¿qué demonios? Gwendolyn ya es mayorcita para cuidarse sola. ¿Por qué tengo que ir siempre detrás suyo como una madre corriendo detrás de su hijo, el que acaba de aprender a andar?

El colmo fue cuando, al tratar de aplaudir a la actuación de lady Lavinia y mister Merchant y casi cae de culo.

¾ Alucinante ¾dije cabreado mientras la sujetaba con fuerza, procurando que tan solo ella me escuchara¾. ¡No hace ni dos horas que estamos aquí y ya estás como una cuba! No tienes remedio, Gwendolyn.

¾ Has dicho <<alucinante>>. Me chivaré a Giordano ¾dijo, poniendo la típica cara de niña chivata, pero no le duró demasiado porque rompió a reír por lo bajo¾. Además, ahora ya no es momento para sermones. Te has despertado tarde ¾me reprochó. Y tenía toda la razón del mundo. No debería haberme despistado.

¾ Te lo advierto…

Comencé a decir, pero no sabía que decir exactamente así que lo dejé estar.

En ese momento invitaron al Conde para que nos regalara una de sus famosas actuaciones con su extraordinario violín.

Pero el rechazó amablemente la invitación y se dirigió a mí con su estuche de terciopelo en mano.

¾ Creo que tú eres el más adecuado para tocar esta noche, ¿no crees?

Sugirió, ofreciéndome su Stradivarius.

***