Zafiro: Capítulo 13

¡Ciao, viajer@s!
Siento mucho haber tardado tanto en colgar el capítulo 13 :(
Os confieso que me ha costado mucho escribir este capítulo porque debía volver a seguir un "guión".
Y ahora...
¡Muchas gracias a tod@s!
¿Por qué? Pues porque la actividad ha vuelto a incrementarse y os estoy tremendamente agradecida.
Me encanta veros participar tanto y sobre todo me encantan vuestras preguntas en ask :')
Son súper divertidas y originales.
¡Seguid así, viajer@s!
Bueno, y ahora sí. Aquí esta el capítulo 13.
Disfrutad y no dudéis en comentar ;D

+No sabía que imagen ponerle a este capítulo, así que os dejo la portada de Facebook ;P*

Cuando volvimos a nuestro tiempo era mister Whitman quién nos esperaba. Este se extrañó de ver a Gwendolyn con esos churretones en las mejillas y esos charcos negros bajo los ojos. Y lo que respondió mi compañera nos sorprendió a todos, incluso a ella misma.

<<Una rata… Dijo que no habría ninguna… Y para rematarlo la bombilla exhaló su último aliento. Y yo me quede a oscuras con esa asquerosa rata>>.

He de admitir que me hizo muchísima gracia.

Mister Whitman pareció convencido. Decidí acompañar a Gwen hasta el coche, para intentar suavizar un poco las cosas entre nosotros.

Antes de irme, me disculpé con mister Whitman por mi comportamiento y le prometí que me disculparía ante mister George también.

Yo no tenia ningún problema con aquello. Confieso que me he equivocado al envestir contra mister George por mis precipitadas y erróneas conclusiones.

¾ Vaya, vaya. Así que estabas tú sola con esa asquerosa rata en aquel oscuro sótano, ¿eh?

Me armé de valor y decidí romper un poco el hielo. Le sonreí de manera amistosa, para que comprendiera que ya no estaba enfadado y buscaba una tregua.

Pero ella pareció rechazar completamente mi bandera blanca, porque me miró con tal cara de odio que casi me dolió, aun que luché por qué no se me descompusiera la cara ante su desprecio.

¾ ¿No me vas a vendar los ojos? ¾Me preguntó secamente.

¾ Creo que ya te conoces muy bien el camino, así que podemos ahorrarnos esa parte. Venga, vamos.

Intenté varias veces sacar un tema de conversación para deshacerme de esa tensión que había en el aire y ya de paso quitarme de encima esa sensación tan incómoda que arrastraba conmigo a cada paso que daba.

Pero en uno de esto Gwendolyn no pudo contenerse más y estalló la burbuja.

Comenzamos a discutir de nuevo. Y os diría palabra a palabra lo que nos dijimos, pero es demasiado pesado.

Todo se resume en dos tópicos. El de Gwendolyn era <<¡No lo aguanto más! Tus cambios de comportamiento me están volviendo loca. ¿Y yo no te he hecho nada!>>. Y el mío era <<No creerás en serio que soy tan estúpido como para tragarme tu pequeña invención, ¿verdad?>>

Y luego pasamos a un tema muy delicado. El clásico “ponte en mi lugar”.

Fui yo el que decidió acabar con esa tonta discusión que nos estaba llevando justo a la situación contraria a lo que realmente quería.

¾ Ya te he dicho que lo siento. ¿Podemos volver a tener una conversación normal, por favor?

Sólo una palabra. G-U-A-U.

Acababa de decir dos palabras que extrañamente decía. Y por si fuera poco, ¡las dos en una misma frase!

Gwendolyn no parecía pensar lo mismo que yo porque me fulminó con la mirada. Y os juro que si realmente las miradas matasen yo ahora estaría retorciéndome en el maldito suelo.

¾ Bueno… y, ¿qué vas a hacer esta noche?

Me esforcé por sonar indiferente.

¾ Naturalmente, practicaré el baile del minué y, antes de acostarme, me entrenaré para formular frases sin mencionar palabras como <<aspiradora>>, <<reloj de pulsera>>, <<jogging>> y <<trasplante de corazón>> ¾respondió, mordazmente. Siendo positivos, al menos me contestó¾. ¿Y tú?

¾ He quedado con Charlotte y mi hermano… ¾Me miré la muñeca, en busca de mi reloj. No necesitaba saber la hora pero debía apartar mis ojos de ella enseguida. Sus ojos me producían una sensación extrañamente cálida en el fondo de mi ser y no era enteramente capaz de controlarme a mí mismo¾ Y, bueno ya veremos, al fin y al cabo es sábado.

Cuando llegamos al coche, le abrí la puerta como un verdadero caballero. Una vez dentro me incliné y le dije en voz baja:

¾ Gwendolyn, me gustaría que confiaras más en mí.

Y ella, al cabo de unos segundos, me contestó mirándome fijamente a los ojos:

¾Me gustaría poder hacerlo.

No dijimos nada más.

Tampoco hubiera sido capaz.

Cerré la puerta y contemplé el coche mientras se alejaba.

Aquello me había afectado. El hecho de que, en pocas palabras, me hubiera dicho que no le inspiraba confianza… Simplemente me había afectado.

Suspiré y me dirigí hacia mi coche para llegar a mi apartamento y comenzar a prepararme para esa estúpida cena.

Dios, dame paciencia.

Una vez en el restaurante, Charlotte parecía realmente empeñada en dejar a Gwen por los suelos.

Yo intentaba con todas mis fuerzas hacerla callar mediante la ignorancia. Pero no parecía servir de nada. Así que opté por ignorarla por el bien de mis oídos, sin el objetivo de hacerla callar.

Algo que realmente mereció la pena fue el hecho de que mi hermano pequeño, Raphael, mostrara interés por la amiga rubia de Gwendolyn, esa tal Leslie.

Madre mía, mi hermano interesado en una chica mona. Que gloriosa novedad. Nótese el sarcasmo.

Sin embargo, llegados a un punto crucial de la conversación, comencé a interesarme por esta.

Charlotte menciono “chicos” y “Gwendolyn” en la misma frase. Imposible que no pique la curiosidad.

Pero cuando vi como Charlotte básicamente la estaba tachando de buscona volví a mi situación inicial. Ignorar es la mejor solución.

Cuando extendí mi brazo para alcanzar la sal, noté algo… Como si alguien nos estuviera observando atentamente.

Me giré bruscamente y recorrí todo el establecimiento en busca de algún sospechoso. Pero no vi nada de nada.

Me encogí de hombros.

Bah. Imaginaciones mías, supongo.