Zafiro: Capítulo 3

Bueno ¡Aquí está por fin el capítulo 3! No es muy largo, lo siento, pero es lo que he podido hacer esta tarde. Mejor empezar por eso que por nada. Os aviso de que tengo que combinar el tiempo para escribir con esta historia y una original mía que estoy escribiendo, así que por eso a lo mejor los capítulos no son muy largos y tardo un poquito en escribirlos. Espero que alguien siga por ahí y se lea este capítulo. Me gustaría saber vuestra opinión, avisadme si he cambiado la forma de escribir o algo así por el estilo.
Pronto colgaré una entrada explicando como va la peli (de la cual por cierto solo quedan 5 días para el estreno)  y de la nueva serie juvenil de Kerstin Gier, titulada Silber. Nada más de momento. Disfrutad y no dudéis en comentar :D

A medida que me iba acercando a la Sala del Dragón tenía en la cabeza, totalmente preparado, todo lo que iba a decir, y era una historia perfecta, intentando poner el menor número de mentiras posible.

Diría toda la verdad del momento en que huimos y estuvimos esperando hasta el salto en el tiempo, sin mencionar ese pequeño e inaceptable beso… ¿Me han empezado a arder las mejillas? No puede ser… Sólo ha sido un beso insignificante, no es como si me gustara Gwendolyn ¿no? Bueno centrémonos. Luego diría que había notado que Lady Tilney parecía esperarnos y que incluso nos había preparado una mesa. Cuando Paul y Lucy aparecieron y el mayordomo nos cortó lo que parecía la única salida, yo localicé una nueva salida. Cogí a Gwendolyn y salimos por las escaleras de servicio de la habitación contigua.

Simplemente perfecto. No había ninguna laguna, el plan iba a ser un éxito, solo faltaba que Gwendolyn no se fuera de la lengua cosa de la cual no puedo estar seguro así que intentaré que se la lleven.

Justo al llegar a esa conclusión ya me encontraba frente a la puerta que daba a la Sala del Dragón.

Piqué a la puerta tres veces y entré al oír al tío Falk decir con voz suave <<Adelante>>.

¾     Oh, qué bien que estéis aquí –Empezó a decir mister George cuando me vio entrar- Oh, pero, ¿Dónde está Gwendolyn, Gideon?
¾     Ha ido al servicio –Respondí tranquilamente mientras me dirigía a la pared libre y me apoyaba con la espalda- Según ella, tiene que ir des de junio de 1912 –Añadí, cruzándome de brazos.
¾     Bueno, en ese caso lo mejor es esperarla –Contestó mi tío Falk entre risas.

Mientras tanto aproveché para prepararme mentalmente. No podía cometer ningún error, cualquier gesto fuera de lo corriente y se darían cuenta de que algo no iba bien.

Aun que ya tenía experiencia en esto de mentir, y no se me daba mal. Digamos que tengo mucha práctica y por tanto es difícil que alguien pueda notar cuando miento o cuando digo la verdad. Es algo triste la verdad, pero llegados a este punto, la verdad es que no me importa mentir a los que me rodean, se ha convertido en algo rutinario ya. También lo utilizo para ocultar mis sentimientos. Por eso la gente cree que soy un bloque de hielo.

¾     Mistress Jenkins, ¿Le importaría traer algo de té y unas galletas, por favor? Pondría la mano al fuego a que los chicos se mueren de hambre –Pidió mister George con un tono sorprendentemente suave y comprensible. Mistress Jenkins asintió enérgicamente y salió por la puerta en busca de la comida. Mister George se excusó y también salió por la puerta, decía que tenía que ir a arreglar unos asuntos.

La verdad es que le agradecí en silencio a mister George haber pensado en algo tan esencial. Me estaba muriendo de hambre y luchaba por controlar a mi estomago que deseaba rugir como un león. No iba a aguantar mucho más. Justo en ese momento se abrió la puerta y apareció mistress Jenkins con una bandeja llena de galletas y té. No pude evitar dirigir una mirada cargada de significado hacia la bandeja.

Mister George le dirigió una sonrisa amable a mistress Jenkins cuando entró. Justo detrás de ella apareció Gwendolyn.

¾     Ah, por fin has llegado, Gwendolyn –Soltó el tío Falk, su tono era pura amabilidad pero no sonreía Cosa que hacía de notar que era un DeVilliers. Pese a eso, si le observabas con atención, se podía ver lo tenso que estaba. Tenía la buena sensación de que a él tampoco le hacía mucha ilusión tener a Gwendolyn entre nosotros durante nuestra reunión.

Todos le dirigieron una mirada al entrar. Incluido yo, que sin darme cuenta empecé a pasear mi mirada de sus pies a su cabeza, parándome en sus labios. Sacudí la cabeza levemente y me centré en sus ojos, para averiguar si planeaba contar la verdad o algo por el estilo.

De repente, Gwendolyn dirige sus ojos hacía mi. Yo logro aguantarle la mirada un poco pero me puede el olor a galletas y pronto desvío mi mirada hacia la bandeja, de nuevo. ¿Por qué no la deja de una vez en la mesa y se marcha? ¿Quiere torturarnos?

Desafortunadamente, mistress Jenkins se dio cuenta de que miraba las galletas con deseo.

¾     Voy a ver si encuentro algo más de comer en la cocina. –Dijo dirigiéndome una mirada rápida donde se podía leer claramente la compasión. Qué horror… Soy un profesional en ocultar sentimientos pero también tengo mis debilidades y mis puntos flacos, y mistress Jenkins lo ha sabido ver. Pero mi tío no parecía coincidir con ella.

¾     Hace un rato que debería haberse ido a casa, mistress Jenkins –Dijo con voz clamada, pero algo molesto-. Últimamente hace demasiadas horas extra.

Lo dijo para suavizar el comentario anterior, pero yo sabía que lo que pretendía era que mistress Jenkins dejara de molestar para empezar la reunión. Bastante había que aguantar con una mujer en la sala, solo faltaba otra que encima sabía leerme la mirada.

¾     Sí –Espetó el doctor White, coincidiendo con mi tío Falk-, váyase a casa. Nadie va a morirse de hambre –Prosiguió con brusquedad.

En realidad no estaba de acuerdo con eso último, realmente quería comer algo, pero podría aguantar. Aun que perecía que Gwendolyn realmente se moría de hambre porque al oír las palabras del doctor White se pudo ver en sus ojos la desesperación. Me miró y le sonreí. Parecía una niña pequeña, casi me dio pena y todo.

¾     Pero unas galletas no son precisamente lo que se entiende por una cena saludable para unos niños –Replicó mistress Jenkins, tímidamente.

Ahí no podía más que darle la razón a esa mujer. Unas galletas no son una cena decente, y me apetecía comer algo decente. Pero las galletas bastarían para llenar el estómago.

Sin embargo, dejó la bandeja en la mesa y se dirigió hacia la puerta, donde por poco se choca con mister George.

¾     Ah, mistress Jenkins. Muchas gracias por el té, ya puede irse y, por favor, cierre el despacho antes de marcharse –Dijo amablemente.

¾     Hasta mañana, pues –Contestó mistress Jenkins, disgustada.

Mister George cerró la puerta y nos explicó que Sinclair y Hawkins no estarían presentes pero que le habían trasferido su voto. Sin cuatro miembros del Círculo no podíamos hacer la reunión como dios manda así que solo escogeríamos qué dirección tomar.

El tío Falk sugirió que tomáramos asiento, nadie pareció oponerse. Yo me coloqué frente a Gwendolyn, para vigilarla mientras cuento la historia. Me quité la estúpida levita y la coloqué en el respaldo de mi asiento.

¾     Repito una vez más que Gwendolyn no debería estar aquí. Está cansada y asustada por todo lo sucedido. –Intenté de nuevo una vez más que Gwendolyn no estuviera presente durante la conversación- Debería elapsar y luego alguien debería llevarla a casa.

Pero mis esfuerzos fueron en vano. Mister George me contestó que tan solo tenía que explicar lo sucedido y luego podría marcharse.

Tras una breve discusión, me preguntaron por lo que pasó realmente y con máximo detalle. Yo les conté la historia que tenía en la cabeza des de hace rato, hablando totalmente tranquilo, como si me creyera yo también esa historia. Gwendolyn parecía algo sorprendida mientras se cogía alguna galleta de vez en cuando, pero no le hice mucho caso durante mi explicación ya que podría haberme desconcentrado. Pero no todo fue como yo había planeado.

¾     Curioso –Dijo al cabo de un momento el doctor White- si la emboscada hubiera sido correctamente planeada habrían ido armados y se hubieran encargado de bloquear todas las salidas –Añadió poco convencido. Con esto no había contado.

¾     Creo que simplemente les cogimos por sorpresa –Contesté lo más tranquilo que pude.

Mi tío Falk tampoco parecía estar muy convencido. No entiendo porque dudan tanto de mí, la actuación ha sido impecable. Igual es porque me conocen demasiado y se huelen que estoy mintiendo…

De repente, rompiendo su promesa de dejarme hablar solo a mi, Gwendolyn empezó a contar una historia llena de detalles innecesarios. Me confundió un poco con tanto detalle, además hablaba atropelladamente y apenas se le podía entender. Difícilmente hayan podido entenderla, pero con eso seguro que han quedado más convencidos… Estoy tan enfadado con ella porque me haya desobedecido, pero sobretodo porque a ella le haya salido un poco más creíble que a mi… Me apoyé en el respaldo de la silla y me crucé de brazos, lanzándole miradas vacías a Gwendolyn.

Gwendolyn seguía cogiendo galletas, yo ya no tenía ganas de comerme las galletas, de hecho se me había pasado el hambre.

Mister Whitman empezó a decir algo de una teoría pero yo le interrumpí.

¾     Tengo la impresión de que me repito tontamente, porque ya lo he dicho un montón de veces, pero creo que ella no debería estar presente en esta conversación –Aun que probablemente nos haya salvado de meternos en un buen lio, bueno, a mi más que nada porque ella no ha tenido nada que ver.

Todos me apoyaban en esto, menos mister George que seguía empeñado en que los recuerdos de
Gwendolyn también eran esenciales.
El tío Falk mandó a Gwendolyn a elapsar con mister Whitman, antes de irse Gwendolyn me miró fijamente.
No era capaz de leer nada en sus ojos pero yo le devolví la mirada igual de inexpresivo. Finalmente dijo con
un aire de superioridad <<Buenas noches>> y todos le respondieron lo mismo, menos yo. Realmente estaba
muy molesto con Gwendolyn por haberme desobedecido. No entiendo cómo puede sentir el impulso de
besarla hace tan solo unos minutos, me saca de quicio. Aun que es la primera vez que alguien me hace sentir
así.

¾     No se olvide de vendarle los ojos, mister Whitman –Dije lo más alto y claro posible. Quería que Gwendolyn se diera cuenta de que estaba enfadado con ella.

Dicho esto, cerró la puerta tras de sí. Y Todas las miradas se dirigieron a mí.

¾     ¿Qué? –Pregunté a la defensiva, casi sin pensar.

¾     Cualquiera diría que Gwendolyn te ha hecho algo, Gideon –Contestó el tío Falk al cabo de un rato.

¾     No me ha hecho nada… ¿Qué te hace pensar eso? –Respondí malhumorado.

¾     Bueno, no has sido lo que se dice muy agradable con ella, la verdad –Respondió mister George, en lugar de mi tío. Se podía ver claramente que estaba molesto por haber echado a Gwendolyn de esa forma.

¾     Bueno, yo soy así, y más con las personas que se ha ocultado tras una mentira todo este tiempo pensando solo en ellos y no en el bien para los demás, y que ponen en peligro la misión –Espeté dirigiéndome hacia la puerta y sin saber si realmente sentía y pensaba lo que acababa de decir.

¾     ¡No fue su culpa, Gideon! Ella no… -Logró decir mister Geroge antes de que cerrara la puerta con fuerza y saliera disparado hacía la salida.

Necesitaba llegar a mi casa y dormir toda la noche y puede que parte de la mañana. Me daba igual que no hubiera elapsado el tiempo suficiente, tampoco pensaba ir a clase mañana. Y seguramente ya me habrán encerrado en esta cárcel subterránea para cuando empiecen los saltos incontrolados en el tiempo. Estoy cansado. Y harto. De todo.