Rubí: Capítulo 11

E aquí el cap. 11!!! Siento la tardanza viajeros :( por cierto soy Judit jajaa. Espero que disfrutéis como siempre, pronto diremos el/a Ganador/a del 1º Concurso :) Y siento que ultimamente sean cortos, pero ando algo mal de tiempo y debo hacerlso a toda prisa para poder subirlos, perodnarme :(. Nada mas. Besos.

Le seguí hasta la sala de al lado y me dirigió una mirada cómplice acompañada de una sonrisa paternal.

-Siento que haya pasado esto, muchacho-Me dijo con un tono de voz muy suave y delicado- Debe de ser una carga para ti, ya que no sabe nada y no le puedes quitar el ojo de encima.

Al principio me quede un poco perplejo, después caí en que se refería a Gwendolyn.

-Oh, de momento no es ninguna carga-Respondí dudoso.

-Bueno, pronto lo será-Dijo mientras cogía papel y pluma- No parece muy lista ni capacitada para esto, y aun no me creo que su madre ocultara la fecha de su nacimiento.

La verdad es que yo tampoco, no tenía ningún sentido. ¿Protegerla? Lo único que ha hecho es fastidiarnos a todos. Mientras empezaba a darle vueltas a la cabeza, dándome así un inmenso dolor el conde acabó de escribir.

-Dale esta carta a tu gran maestre, muchacho- Abrió la puerta y en el corredor me dio unas palmaditas en el hombro- Buena suerte con el Rubí.

Asentí, pero no entendía porque me decía eso, ¿Qué debía de tener cuidado? Parecía inofensiva. ¿Qué debía de vigilarla día y noche? Puede. Suspire justo antes de entrar.

Allí nos esperaban Gwendolyn y Lord Bromptom de píe y sonriendo y Rackoczy como siempre sentado y con su mirada de drogado. Le dirigí una mirada severa a Gwendolyn quien me miro con aire retador. Vaya no es tan inocente como pensaba. Lord Bromptom empezó a alardear del siglo XXI, cosa que antes no hacía. Y menciono algo sobre un cofrecillo plateado… Un cofrecillo… No se estará refiriendo a un móvil. Espero que no. Si no le traería grandes problemas a Gwendolyn.

-Por desgracia-Dije mientras me encaminaba hacia Gwendolyn- Ahora tenemos que despedirnos.

Nos despedimos con una reverencia y salimos como balas de allí. Espero que nos dé tiempo. Dirigí una mirada rápida a Gwendolyn quien estaba muy pálida y tensa.

Cuando subimos al carruaje no pude aguantar más y le pregunte:

-¿Te encuentras bien? Parece como si hubieras visto a un fantasma-Me quite el abrió porque me estaba asando vivo- Hace calor para ser septiembre.

-No ha sido ningún fantasma-Me respondió con voz temblorosa- Solo ha sido una de las <<demostraciones>> del conde de Saint Germain.

-No ha estado precisamente amable contigo-Observé- Pero era de esperar. Por lo visto, se había hecho una idea distinta de cómo tenías que ser.

Como no respondía seguí explicándole el porqué de sus ideas equivocadas.

Después dije algo que ofendió profundamente a Gwendolyn y nos pusimos a discutir cuando ella se enfado y miro por la ventanilla, observó que estábamos pasando por un prado que ante son habíamos visto. ¡Hyde park! ¿Qué hacemos aquí?

-Eh, Wilbour, o como os llaméis: ¿Por qué pasamos por aquí? ¡Tenemos que ir a Temple pro el camino más rápido!

-Son ordenes, sir. Me han informado que os lleve al extremo sur del parque. Tenéis una cita.

-Parad inmediatamente-Le ordené.

-¿Qué ocurre?

-No lo sé.

El carro se paró, todo esto me da muy mala espina y me temo lo peor, se oye un estruendo y Wilbour cae a peso de plomo al suelo con media cara arrancada, aparto la vista inmediatamente y me muevo para desenvainar la espada, y me alegro de haberlo hecho ya que si me hubiera quedado quieto el segundo balazo me hubiera acertado.

Vi a Gwendolyn asomada en la ventanilla, espantada.

-¡Agáchate!

Ella me obedeció y de repente salieron dos hombres vestidos de negro de la nada con sus espadas preparadas.