Rubí: Capítulo 5

Aquí tenéis viajeros, el capítulo 5. Aunque no comentéis, os agradezco que os molestéis en leeros mis capítulos y también Doy las gracias a Lola, y Blanca por comentar mis caps. Y como no a Ana (ViajeradelTiempo) Por ayudarme con el blog :) Nada mas disfrutad.

Mientras el Doctor White va con Gwendolyn a la Sala de Tratamiento, junto con mister George, mi tío Falk y yo salimos juntos en la misma dirección y al llegara a la esquina mi tío se para.

-Iré a buscar a mistress Jenkins, tú ves yendo hacia la Sala del Dragón, enseguida voy. ¿De acuerdo?

Asentí, y empecé a caminar cuando oí decir a mi tío:

-¡Ni se te ocurra contarle tú, esto a Glenda y Charlotte!

No conteste, no me apetecía gritar, pero claro que le obedecería, como siempre. Pero es lo que hay. Cuando llego a la Sala del Dragón, veo una escena muy graciosa.

Charlotte está tranquila sentada en un sofá, como siempre, y su madre le coge de los hombros y empieza a sacudirla.

-¡Charlotte! ¿Estás bien? ¿Tienes mareos? ¿Vértigos? ¡Contesta!-Gritaba desesperada- Dime… ¿¡Tienes dolor de cabeza!?

-¡Ay, mamá! Desde luego, ahora seguro que tengo dolor de cabeza-Dijo Charlotte-No grites ¿Quieres? Me pones nervios… ¡Hola Gideon! ¿Qué tal todo?-Dijo sonriendo, cuando me vio- ¿Es cierto?-Pregunto esta vez seria.

Abrí la boca para contestar, pero la cerré de inmediato en cuanto recordé las órdenes de mi tío Falk. Glenda y Charlotte me miran interrogantes. Pero yo no contesto. Cuando llega mi tío Falk, se lo explica todo.

-Ósea… Que… ¿ya no soy el Rubí?-Dijo Charlotte decepcionada- ¿Ya no formo parte de todo esto? Me he preparado para nada…-Parecía a punto de romper a llorar.

-No-Trato de decir mi tío Falk con tacto- Pero has sido una esplendida… Huuumm… Rubí (equivocada)

-Pues yo sigo creyendo que debería de ser Charlotte-Intervine.

-Lo mismo digo, mi hija está capacitada para esto. ¡Nació para ser el Rubí! Su incompetente prima, lo único que hará aquí es estropearlo todo-Me dio la razón Glenda-¡Pero la han mirado bien! ¡Charlotte es mil veces mejo que Gwendolyn!

Asentí, dándole esta vez yo la razón a ella.

-Yo sí y opino lo mismo que usted.

Charlotte, que estaba callada mientras hablábamos, se levanto de golpe. Justo cuando entro mister George y salió por la puerta.

-Pobrecita, mi hija-Dijo Glenda apenada-¡Charlotte, espera!

-Ya voy yo, mistress Montrose.

Seguí a Charlotte y le alcance enseguida

-Espera, Charlotte.

Para que no avanzara más la sujete por el brazo y ella se freno.

-Todo lo que está pasando es terriblemente penoso y humillante…-Me dijo Charlotte.

-No-Le contradije-De ninguna manera; Todo esto no es culpa tuya-Repuse tratando de calmarla.

-¡Falsos síntomas!-Dijo ella, nunca la había visto tan triste- Quería que se me tragara la tierra. Realmente estaba convencida de que podía pasar en cualquier momento…

-Yo hubiera pensado exactamente lo mismo en tu caso-Le anime-Tu tía debe de estar loca por mantener en secreto esto durante años. La verdad es que tu prima me da lástima.

-¿Tú crees?-Parecía más animada. Así que seguí animándola explicándole que su prima no podía aprender lo que ella, en 10 años, que la echaría de menos en las clases de esgrima y que ahora se le abrirán mil puertas de oportunidades en la vida, podía viajar por todo el mundo, estudiar en el extranjero. Finalmente conseguí animarla pero no puede quitarle de encima ese chasco que se ha llevado.

Glenda y Lady Artista, que se había mantenido al margen durante todo el rato, salieron por la puerta discutiendo.

-Ya verás como al final se arrepentirán-Dijo Glenda.

-¡Glenda por favor! Somos una familia- Le regaño Lady Artista- Tenemos que mantenernos unidos.

-Díselo a Grace- Le contesto. Empezó a desahogarse diciendo cosas horribles de Grace y dejándola por mentirosa. Cuando acabaron de hablar me ofrecí para acompañarlas al coche.

-Juro que se arrepentirá la arpía de mi hermana pro haberte hecho esto Charlotte.

Charlotte no hablaba, ni yo tampoco. Cuando se sentó Glenda Charlotte me miro y me dijo:

-Te echare de menos, Gideon- Seguidamente sonrío y yo le devolví la sonrisa.

Me quede allí hasta que el coche desapareció mi vista.